EL SEÑORIO DE PURROY Y LOS SUCESOS DE 1591 Y 1592
La familia noble aragonesa de los Luna, era oriunda de Navarra, de donde procedía Martín Gómez, pariente de Bacalla, que se distinguió en la toma de Luna en tiempos del Rey Sancho Ramirez, a los musulmanes en 1094. Sus hijos fueron Lope Ferrench de Luna, cabeza del linaje de los Luna; Martín de Luna, cabecera de la rama de los Martinez de Luna y Lope de Luna, arranque de los López de Luna.
El Señorío de Purroy fue creado por Juan Martinez de Luna, IX Señor de Illueca, para su segundo hijo, Juan de Luna y Urrea. El hijo de éste, Juan de Luna y Celdrán, será victima de los sucesos o alteraciones de Aragón acaecidos en 1591. Juan de Luna y Celdrán, era Diputado Noble de Aragón y como tomó parte
en las alteraciones del Reino de 1591, en Zaragoza, junto a Don Juan de Lanuza, Justicia Mayor y del que fue su inspirador personal para que se pusiese al frente de la resistencia aragonesa, como caudillo del ejército fuerista, que pretendió frenar la invasión de las tropas reales de Felipe II, por los sucesos de su célebre secretario Antonio Pérez huido de su autoridad y refugiado en la cárcel de los manifestados de Zaragoza, fue degollado en 1592 y su cabeza estuvo clavada sobre la puerta de la Diputación desde el 19 de octubre de 1592 hasta el 11 de Septiembre de 1599, fecha en que el Rey Felipe III, en el viaje que hizo a Zaragoza, antes de hacer la entrada con toda pompa y agasajo, ordenó que fuese retirada y que se enterrase en la tumba. que en sus días guardó sus restos, lo misma orden dio para la cabeza de Don Diego Fernández de Heredia que fue clavada por estos mismos sucesos en la puerta del
puente. En la propia sentencia de muerte de Juan de Luna iba incluida la confiscación de sus bienes y la orden de demolición de su castillo de Purroy, pueblo que quedó en poder del fisco real hasta el 15 febrero de 1599 en que por privilegio del Rey Felipe III fue donado a Francisco Gómez de Sandoval, Duque de Lerma, primer ministro y valido de dicho Rey.
Seguidamente podemos leer la crónica de lo acaecido a Juan de Luna, Señor de Purroy, en los sucesos de 1591 y 1592, en el libro escrito por Lupercio Leonardo de Argensola titulado "Información de los sucesos del Reino de Aragón en los años de 1591 y 1592". Edición de 1808.
"Tenía el Rey gran deseo de que fuese preso Don Juan de Luna, que andaba fugitivo; el cual, mudando el traje ordinario y reinos, hizo mas confianza de un clérigo llamado Pedro Quintana, natural de la Villa de Sangüesa en Navarra, que habia sido su criado y recibido de el muchos beneficios, que de los deudos y amigos de Aragón; mas, anteponiendo este clérigo el premio presente al agradecimiento de las cosas pasadas, le descubrió a los Ministros de Justicia: fue preso y llevado a la fortaleza de San Torcaz, donde le dieron tormento los comisarios que el Rey envió, que fueron el Doctor Cristóbal Pellicer, Regente en el Consejo Supremo de Aragón y el Licenciado Molina de Medrano, que ya no era inquisidor, sino pretendiente en la Corte por lo mucho que al Rey habia servido.(...) Viéronse su proceso, el de Don Juan de Luna y los demás que estaban concluidos en el Consejo Supremo de Aragón y se dio en todos ellos sentencia de muerte. Enviolas el Rey al Conde de Morata, Virrey, para que mandase ejecutarlas; lo cual se hizo a 19 de octubre de 1592.
Viéndose Don Juan de Luna vecino a la muerte dijo a Fray Pedro Arias, su confesor, que él en el tormento había dicho, forzado del dolor y de las persuasiones, muchas mentiras contra sí mismo y contra el Duque de Villahermosa y Conde de Aranda y señaladamente en decir que dijo al Duque que se trataba de hacer a Aragón república y que el Duque lo aprobó; porque en hecho de verdad él no se lo dijo, ni supo que ninguna persona tratase jamás de hacer esta república.
Encargábale que hiciese fe de esto y decía que lo mismo había muchas veces dicho en Soria a su confesor Fray Francisco Barroso, de la Orden de San Francisco: díjole el confesor, que se debía retratar judicialmente; pero Don Juan, como viejo y flaco, replicaba que no tenía ánimo para ello; porque si después de la retratación le pusieron a cuestión de tormento, sin duda volvería a decir mentira y ponía en duda su salvación; mas antes sería sin duda condenar su alma.
Hallábase confuso el confesor y queriendo tomar consejo de otros teólogos, que estaban entonces disponiendo a la muerte a Don Diego de Heredia y a Pedro de Fuertes, les comunicó el caso, y en su presencia volvió a decir Don Juan lo mismo que había dicho y al fin de varias trazas acordaron que escribiese Don Juan un papel de aquella su retratación para que el Rey se satisficiese de la verdad y conforme a ella se juzgase.
Hizole Don Juan y este papel y las disposiciones de estos religiosos teólogos están en los procesos del Duque de Villahermosa y del Conde de Aranda. Para este efecto hicieron un tablado frontero de la carcel de los manifestados: salieron los condenados en mulas cubiertas de luto; llevarónlos por las calles públicas y asistiendo a aquellos espectáculos los Comisarios del Rey se ejecutó la sentencia.
A Don Diego de Heredia fue a quien primero cortaron la cabeza; después a Don Juan de Luna y luego degollaron a Francisco de Ayerbe y a Dionisio Perez que eran Hidalgos: ahogaron de garrote, como en España se usa a Pedro de Fuertes. La cabeza de Don Diego de Heredia fue clavada sobre la puerta del puente; la de Don Juan de Luna sobre la puerta de la Diputación; entre ambas con inscripciones que declaraban las causas del castigo; pero el Rey Nuestro Señor que hoy vive, mandó quitar esta ignominia el día que entró en Zaragoza y volvió a jurar como Rey los Fueros del Reino y así se dio sepultura a las cabezas y se quitaron las inscripciones.
No solamente fueron derribadas las casas donde vivía Don Diego de Heredia, sino también el castillo de Bárboles, aunque no eran suyos, sino de Doña Isabel de Embún su mujer y despojándola de la posesión murió antes de que le fuese restituida; pero al fin se restituyó a su sucesor, que hoy la posee.
También derribaron una muy buena casa que Don Juan de Luna tenía en su lugar de Purroy, este lugar fue confiscado y después el Rey que hoy vive, se lo dió al Duque de Lerma."