En su entorno natural destacan la Sierra de Morés, el Transmont, el Monte Calvario, los restos del castillo (catalogado como Bien de Interés Cultural, en su categoría de zona arqueológica), los restos del antiguo poblado celtíbero o la pedanía de Purroy.
También son de interés su iglesia de La Asunción, la ermita de san Antonio y es especialmente la ermita de San Félix.
La ermita de San Félix se ubica a las afueras de Morés, al otro lado de la carretera, al pie de 'El Cantazorras', alto sobre el que se ubicara el primitivo asentamiento celtíbero. Por su ubicación en zona de emanaciones de agua, y por ser un lugar "protector" (al parecer -antiguamente- era un lugar sagrado para las mujeres parturientas o en cinta), es posible que se ubique sobre algún lugar de culto más antiguo a la diosa Coventina. Se trata de una nave de planta rectangular ejecutada como obra de mampostería, cuya cabecera es plana y su cubrición se realizó mediante bóveda de lunetos. A finales del siglo XVII se decoró con pinturas de motivos diversos, en las que aparecen ángeles, querubines, animales salvajes, escenas de caza, todas ellas contenidas en un complejo y absolutamente singular entramado de grecas florales.